sábado, 27 de enero de 2007

Sillas vacías



Desde sus inicios las actividades artísticas y el arte en general suscitan el interés y la contemplación de aquellos que los observan. Como disciplina se vale de toda la creatividad posible para llamar la atención del espectador para ser innovador y diferente. Es por eso que muchos artistas a la hora de crear prefieren estar aislados.

Pero qué sucede a la hora de poner en escena una manifestación artística como una obra de teatro. ¿Se puede hacer con una sola persona? En sus inicios el teatro en el país era una forma de asociarse de compartir con los demás y aunque era utilizado como una forma de entretenimiento en ocasiones eran escenarios de denuncias o concienciación.

La cultura de ir al teatro en su época de oro era difundida en toda la sociedad, a pesar de ser en su momento un poco elitista, cosa que fue cambiando con los años. Esta actividad, sin embargo, con los años también ha perdido público.

En la actualidad, llenar una sala de teatro con una obra teatral es todo un reto y más si son actores jóvenes. En el país hay muy poco apoyo para los actores que están surgiendo e inclusive para muchos que ya tienen varios años en el oficio. La poca ayuda que recibe el teatro es el escaso presupuesto que le da Secretaría de Estado de Cultura a la Dirección de Bellas Artes, el cual debe ser distribuido en todas las disciplinas que imparte la escuela.

Este es sólo uno de los problemas que afecta el teatro, también está la tendencia de que los actores tienen de trabajar cada quien por su cuenta. Son muy pocos los que les gusta trabajar en equipo o formar agrupaciones como se hacia años atrás.

Cómo fomentaremos una disciplina en que los actores y productores deben estar más pendientes de cómo financiaran sus proyectos, que en hacerlos. Y donde el pueblo incluso cuando se le ofrece el teatro gratuitamente no lo aprecian.

Santo Domingo tendrá el primer Museo de la Música del Caribe.

Es un hecho la puesta en marcha del proyecto del Museo de la Música Dominicana. Luego de negociaciones y acuerdos de cooperación con instituciones españolas, la Secretaría de Estado de Cultura (SEC) dio los primeros detalles de la realización de este Museo, que sería el primero en el área del Caribese anunció en una rueda de prensa.

La agenda de trabajo incluyó la visita de Carlos Blanco Fadol, director del museo étnico de Murcia, España, quien habló de su primer contacto con República Dominicana, a través de Ángela Carrasco, y agradeció el trato que le dieron desde su llegada las autoridades del país. Su visita la calificó como un reconocimiento del entorno, porque para construir cualquier tipo de museo hay que “empaparse de la idiosincrasia de su pueblo”, dijo Blanco Fadol.

Blanco Fadol es un etnomusicólogo e investigador uruguayo radicado en España, donde fundó dos museos de música étnica: en Altea (Alicante) y en Murcia. Pero también es músico e inventor de más de 100 instrumentos. Es considerado una autoridad mundial por sus conocimientos étnicos y su formación autodidacta.

Según el etnomusicólogo, se están sentando las bases y hasta ahora se ha pautado que el Museo de Música “contará con vitrinas de instrumentos musicales de República Dominicana, de influencia africana, española y caribeña”, además de vitrinas con instrumentos de los cinco continentes que reflejen religiosidad, magia o brujería.

Bernarda Jorge, directora general de Bellas Artes, explicó que esta iniciativa comenzó con el decreto presidencial en el que se asignó la Casa de los Jesuitas, ubicada en la zona colonial, para el establecimiento del nuevo museo. El Museo de la Música Dominicana, según el decreto 536 – 06, “tendrá como misión velar por la conservación e investigación del patrimonio musical tangible e intangible de la nación”.

Jorge, agradeció la presencia de Carlos Blanco Fadol en estas negociaciones de intercambio cultural con España y valoró la buena recepción que ha tenido la iniciativa de parte de la juventud que quiere participar activamente del proyecto.

A Belkis Vásquez le gustaría vestir a Madonna




“No puedo dejar nada a la mitad, me gusta hacer las cosas bien”
Belkis Vásquez

Como un simple juego entre amigas surge la marca que ha dado ha conocer a la joven diseñadora Belkis Vásquez. “Cuando estudiaba diseño en Chavón (Altos de Chavón, la Romana) yo le decía a mi compañera de cuarto Marola por la canción de Sergio Vargas y ella me decía Belkola, de ahí todos empezaron a llamarme así”, explica la artista. No es años después, cuando a la hora de crear un nombre para su marca de sus diseños no se le ocurre otro que este.

Considerada como la “diseñadora del momento”, Vásquez en sus inicios nunca pensó que sería tan conocida como es ahora, nunca lo planificó como un proyecto concientemente. Simplemente, siempre trata de hacer las cosas lo mejor que puede dentro de sus posibilidades, no puede dejar nada la mitad.

Nació un 7 de febrero de 1979 en San Pedro de Macorís en una familia muy unida. Hija de Rafael Vásquez y Norma Esther Morla, es la más pequeña de cuatro hermanos. En su infancia era muy extrovertida y le gustaba jugar juegos de varones, era muy “marimacho”, además quería ser actriz.

Su inclinación por el diseño empezó a desarrollarse cuando estaba en el bachillerato. Esto la llevó a hacer varios cursos de manualidades, “siempre he sido muy buena con las manos”, dice la diseñadora. En el colegio, además, hizo un curso de corte y confección. Por esta razón, cuando terminó la educación secundaria ya sabía que quería algo de esa área, que quería ser diseñadora de modas.

Empieza a introducirse no muy de lleno en el mundo de la moda en el 2003 luego que se gradúa de diseño de modas de la Escuela de Diseño de Altos de Chavón en el 2002. Forma parte del equipo de trabajo del diseñador Leonel Lirio y, simultáneamente, crea una línea de ropa femenina para Época Pre-A-Porte, empresa del destacado modisto Hipólito Peña.

En septiembre de 2004 lanza su primera línea de carteras originales que salieron al mercado conjuntamente con una línea de ropa de playa o resort. Esta propuesta es acogida rápidamente por los fashionistas, no sólo de la República Dominicana sino, también en países como New York y Puerto Rico. “Todo se ha dado de manera circunstancial, he tenido que ir respondiendo a las necesidades que el publico demanda”, asegura Vásquez.

Sin una musa como inspiración, a la joven diseñadora se le hace más cómodo estar sola en esos momentos. Sola, pero no es que le guste trabajar así, le gusta tener el televisor prendido aunque no le ponga atención u otra persona que también esté trabajando. Para empezar a diseñar, su base es buscar el tema y de hay sale todo lo demás: los elementos, los detalles, el material, crear el personaje, etc.
Desde que hizo su entrada al mundo de la moda su meta es lograr que BelKola funcione como una marca independiente, que la gente vea algo en la calle y sepa que es un BelKola. Que sea una marca reconocida internacionalmente. Que sea más que Belkis Vásquez, sino la marca BelKola.

“Belkis trabaja casi todo el tiempo”, dice la creadora. Puede estar hablando contigo pero está pensando en algo que tiene que hacer o puede estar durmiendo le llega una idea y se levanta la escribe y vuelve y se acuesta. A Vásquez, cuando no está trabajando, le gusta salir a divertirse con sus amigos, los sábados en las tarde o los días de semana en la noche. Le gusta ir a lugares donde se pueda hablar con la gente. También, se considera una adicta al café.

De no ser diseñadora de modas le gustaría diseñar productos. Cuando sea mayor y tenga 50 años le gustaría ser directora de arte de un museo, pero siempre relacionada con el arte. “No me concibo en otra área que no sea arte”, afirma.

Vásquez ha vestido a varias personalidades del ámbito social y artístico como Zoe Saldaña, Evelyn Díaz, Luz García, Milagros German, Georgina Duluc entre otras, sin embargo, le encanta diseñarles a Raquel Awad, Maciel Vallejos y a Evelyn Díaz, con quien dice tener los mismos gustos. Como un reto le gustaría diseñarle a la primera dama, además le encantaría ver a Madonna con una de sus creaciones.

Su mayor triunfo considera que es tener a su lado personas que le han ayudado de manera desinteresada. Hasta ahora, no considera haber tenido ninguna derrota.

Scarlet Victoria: enemiga de la mediocridad


“Chavón, para mí, fue una enseñanza de vida.”
Scarlet Victoria


Scarlet Victoria nació a principios de la década de los 70, siendo la tercera de cuatro hermanos. Su determinación y actitud emprendedora comenzaron a notarse desde los primeros años de su infancia. De adolescente, recuerda que su hermana mayor se agenciaba los permisos sólo si era Scarlet la que iba en el volante.

Pronto descubriría su pasión por el arte y, específicamente, por la fotografía. Ingresó, sin embargo, a la carrera de diseño gráfico, mientras profundizaba sus conocimientos en la fotografía. Realizó estudios de fotografía en la casa fotográfica de Wifredo García, en Altos de Chavón y en New York. Comenta que la experiencia en Chavón la ayudó a encontrar un concepto para su obra de manera que motiven a un pensamiento. Desde hace unos años, ella misma se ha sumado a la lista de prestigiosos profesores de Chavón que han logrado posicionar en alto el nombre de dicha escuela.

Al principio de su carrera como fotógrafa profesional comenta que fue difícil incorporarse a un campo dominado por hombres, pero luego de ver sus trabajos la gente la siguió solicitando. Para 1995, luego de realizar los estudios en Estados Unidos, entra en contacto con otras fotógrafas dominicanas y comienzan a idear un nuevo proyecto. El 9 de agosto de ese mismo año el grupo femenino “Visiones x 8” realizó su primera exposición colectiva. Su obra innovadora, fresca y de franca denuncia al estereotipo de mujer en el país, causó críticas buenas y malas pero que posicionaron al grupo en un alto sitial de la fotografía contemporánea dominicana. El estilo de Scarlet Victoria quedó consolidado entorno a la mujer, su cotidianidad y la diversidad de roles que asume como madre, amiga, esposa, educadora, entre otros.

Una llamada interrumpió la conversación y al terminar, con una sonrisa enternecida, se disculpó; “era papi”, y no dijo más. “La artista”, como la llamaba su padre desde muy pequeña, también ha tenido que mantener un equilibrio entre su vida familiar y la fotografía, lo que a ella la llena de satisfacción. “Mi familia no la sacrifico por el éxito profesional”, dice Victoria. Gran parte de sus logros profesionales los ha alcanzado, afirma, por el poyo que desde siempre ha recibido de su familia. Con su esposo, también fotógrafo, tiene un estudio en el que hace fotografías de productos o publicitarias, fotografías de estudio y trabaja con colegios.

Tras preguntarle si Eduardo y Manuel, sus hijos, se han interesado por la fotografía se hecha a reír. Desde pequeños tienen su cámara análoga cada uno, comenta Victoria. “Les encanta irse conmigo a trabajar, sobre todo a Eduardo, el mayor”, y admite que “el chiquito tiene buen ojo”.

En su obra, Scarlet trata de plasmar ese equilibrio, ese sentimiento femenino y esa manera de ver las cosas como sólo la mujer puede. También, le gusta experimentar nuevos procesos, nuevas tendencias. Victoria está trabajando con cianotipos, un tipo de proceso de revelado monocromático, para su próxima exposición individual.


Eduardo Brito tiene su primer festival de la canción

La Secretaría de Estado de Cultura celebrará el “Primer Festival de la Canción Dominicana Eduardo Brito”.
El concurso tiene como fin impulsar la creatividad y el crecimiento musical a manera también nuevos talentos musicales.
La primera edición del festival estará dedicada al maestro Rafael Solano y a Niní Cáfaro.
La convocatoria para recibir las composiciones será hasta el 15 de febrero y el festival se
llevara a cabo el día 2 y 3 de junio de 2007, en la Sala Eduardo Brito del Teatro Nacional. Será transmitido por radio y televisión.
Para participar, los concursantes deben ser la nacionalidad dominicana, residentes en el país o el extranjero. También podrán participar ciudadanos extranjeros nacionalizados dominicanos o residentes con menos de cinco años en el país. El rango de edad es de diecisiete hasta cincuenta años.

Una noche en La Casa

Eran las diez y cinco de la noche del viernes y como de costumbre, Domingo estaba sentado en la puerta. No permitía que nadie entrara sin antes darle las buenas noches. Héctor Guzmán, fotoperiodista de la revista Messenger Mag, se mantenía rondando la entrada para capturar unas cuantas sonrisas y luego publicarlas.

Obras como el Platanero plátano, de Eridelvis López; Igual dirección de Héctor Michelsen, o el Beso, de Eva Spelleken adornaban el ambiente inmediato después de la puerta de acceso a la vieja casa colonial: un salón de exposición. A mano izquierda otra puerta, la oficina, pero esta vez repleta de afiches y calendarios de actividades, y más adelante una videoteca ya cerrada.

En el café-bar no había más luz que el reflejo de un letrero de Presidente. La primera mesa la ocupaba una pareja que bebía cerveza, en la segunda un señor canoso coqueteaba con un par de colegialas y en la última mesa del fondo la diseñadora de modas Belkola, su vodka sour y un acompañante. Lino, uno de los meseros, decía pensando en voz alta: “¡Para ser un viernes a las 10 y once de la noche, está un poco flojo si…pero ahorita en dos segundos se llena!”.

Veinte minutos más tarde, todavía la mayoría de las sillas estaban vacías. Tomando la escalera en caracol hacia al segundo nivel se encontraba sólo una mesa ocupada. Estaba Lissa, que dejaba caer las cenizas de su cigarrillo en el cenicero de aluminio, y Vanessa, que ordenaba dos servicios de croquetas y vodka con jugo de naranja. “¡Si esperamos al cubano con la barriga vacía se pone fea la cosa!”, decían.

Los abanicos refrescaban el entorno, sin embargo el calor no era el problema. A las once y cinco de la noche habían ya tres o cuatros mesas más ocupadas, pero el escenario seguía vacío. El turno le correspondía al cubano Zaid Carbonell y desde las nueve todos lo esperaban. Mientras, se escuchaban canciones de Diego Torres y Cristian, con su piña colada en mano, admiraba un antiguo dispensador de gasolina rojo colocado a la izquierda de la tarima.

A las once y veintisiete, ¡por fin llegó el cubano! Vestido en lino blanco y guitarra en mano, acomodó sus cosas y ordenó una botella de agua. Se acercó al escenario y la Canción del elegido de Silvio Rodríguez inició la presentación. Habían pasado treinta y cinco minutos después de las once y toda Casa de Teatro tarareaba “Lía con tus brazos un nudo de dos lazos, que me ate a tu pecho amor”.

Luego, Carbonell confesó que no entendía nada de esta vida y como Francisco Céspedes invitó al público a que gritaran todos juntos en contra “de esta vida loca, loca, loca”. Ojalá, Óleo de una mujer con sombrero y Yolanda fueron las siguientes. Pese al disgusto que provocó un joven que no dejaba de fumar tabaco, los asistentes parecían divertirse.


CASA DE TEATRO, LA CULTURA SOMOS TODOS
Calle Arzobispo Meriño 110, Zona Colonial
Santo Domingo, República Dominicana
Tel.: 809 689 3430 - Fax: 809 221 3056
Página Web: www.casadeteatro.com

La mujer: creadora de su propio arte

Tanto las primeras diosas talladas en piedra durante el Paleolítico Superior como la universalmente conocida Venus de Milo, demuestran que la figura femenina ha sido musa de creaciones artísticas en distintas civilizaciones. Dentro de los ideales de belleza y comportamiento de cada época, la mujer ha sido esculpida, pintada y, sin embargo, limitada como creadora.

La opresión de género tiene, por supuesto, una base social. El cultivo de un pensamiento machista que autoriza al hombre a recrear a la mujer, convertirla en su objeto de inspiración y no permitirle crear su propio arte.

De hecho, no hubo registro de mujeres produciendo arte hasta que apareció la italiana Sofisbona Anguisola, que pintaba en la corte española de Felipe II. Le siguió la francesa Elizabeth Vigée-Lebrun, quien tomó los caminos del arte en un momento en que la labor de la mujer se reducía a encargarse del hogar.

María Ugarte y Jeannette Miller en la literatura, Elsa Núñez en la pintura y Scarlett Victoria en la fotografía, son algunas de las mujeres que, desde República Dominicana, han contribuido a forjar una mejor imagen de la mujer en el mundo del arte.

Las damas han arado su terreno, y hoy día lo que determina el valor de una obra es la calidad. Gracias a la labor universal de la mujer, la creación, crítica y análisis del arte ya no están supeditados al sexo y existen cada vez más museos, galerías y publicaciones de arte en manos femeninas.

El teatro ya no es igual


El dramaturgo Haffe Serulle y Pilar Pineda, gobernadora de la Escuela de Bellas Artes coinciden en que el teatro ha pasado de ser una disciplina en conjunto, a un género de soledad y pobreza.

Haffe Serulle, profesor y antiguo director de la Escuela de Bellas Artes, espera ansioso a que sus alumnos se preparen para el examen de creatividad. En medio del corre corre, donde el maquillaje, la escenografía y los diálogos son protagonistas, los dos primeros jóvenes a evaluar salen a escena. Una sabana blanca, una silla pintada de rojo y una peluca verde fueron los recursos que utilizaron para cautivar la sala Emilio Aparicio, donde las tres filas y los 40 asientos estaban llenos.

Cuando se gradúen de la Escuela, sin embargo, la realidad será otra. La falta de apoyo económico del gobierno y la sociedad, al igual que la desinformación, provocan que los actores escuchen el eco de sus actuaciones ante salas vacías, a diferencia de la época de los 70 y 80 donde el teatro tuvo su mayor auge.

Esta disciplina fue traída al país por Rafael Leonidas Trujillo Molina, luego de la construcción del Palacio de Bellas Artes en 1946. La presentación de obras clásicas y realistas, interpretadas por actores españoles, eran dirigidas a la clase media y alta del país.

Una década después, entre 1973 y 1985, el teatro dejo de ser una disciplina “elitista”, gracias a la formación de asociaciones teatrales apoyadas por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), según Pilar Pineda Gobernadora de la Escuela de Bellas Artes.

Estas agrupaciones, hacían giras semanales por todas las provincias del país, formando núcleos teatrales que promovieron y extendieron la disciplina en su localidad. La universidad les proporcionaba los materiales para las obras, la comida y autobuses para el transporte.

El teatro se extendió por el país y cada pueblo tenía una comunidad estudiantil representada en la UASD.

En la actualidad estas asociaciones han sido reemplazadas por “individuos sueltos” que tratan de desarrollarse con el apoyo reducido que reciben del Estado y de la Sociedad, según Serulle.

Juan Rodríguez, actor graduado en Bellas Artes, es un ejemplo de esto. El no sólo trabaja en teatro, sino también en el programa de Jary Ramírez con una sección sobre teatro y como luminotécnico. Al igual que él, otros actores que son autónomos, solo cuentan con el respaldo de la Escuela de Bellas Artes, que recibe de la Secretaría de Cultura una asignación de RD$25,000 mensuales, para cubrir las ocho expresiones artísticas que imparten. Pero, desde hace varios meses no reciben la asignación que les corresponde, según Serulle.

El teatro, debido a esto, se ha convertido en una disciplina pobre y los artistas tienen que acostumbrarse a trabajar “sin nada”, desempeñándose como productores, directores, actores, luminotécnicos y vendedores de sus obras, según Pineda. En la década del 70 y 80, mientras los actores sólo se preocupaban por promocionar a disciplina e interpretar montajes como Espigas Maduras, los de la actualidad tratan de conseguir que instituciones, como Orange y la Cervecería Nacional Dominicana patrocinen sus obras.

Estas empresas, según Pineda, sólo respaldan las producciones si los directores, productores y actores son conocidos provocando que el pueblo no se entere de los nuevos montajes, por la falta de publicidad.

A diferencia de la época de mayor auge, el pueblo no participa en las actividades teatrales, a pesar de los esfuerzos de la Secretaría de Cultura y Bellas Artes. Aunque las actividades, como el V Festival Internacional de Teatro, son gratis y se presentan en parques y plazas del país la gente no acude a verlas. Esto se debe, según Serulle, a que al dominicano no se le “enseña a participar en ningún tipo de actividad cultural”, por lo que se necesita de un desarrollo permanente para que el teatro florezca.

Las autobuses que llevaban el teatro a las provincias del país se desvanecieron en la vía. La falta de respaldo gubernamental, social y económico las apago, al igual que la ilusión de los jóvenes actores.

Los actores, aún trabajando sólo con “uña y deo”, como dijo Pineda, necesitan recibir el respaldo y financiamiento de la sociedad y el estado, para que el teatro y su talento puedan desarrollarse.

Ballet Folklórico Nacional para España, Monterrey y Japón

Para este año, Josefina Miniño, directora del Ballet Folklórico Nacional, prepara a sus bailarines para presentar espectáculos llenos de tradiciones y costumbres dominicanas en España, Monterrey, Estados Unidos y, posiblemente, en Japón.

Los 45 bailarines, entre los 16 y 24 años, ensayan los 55 bailes, entre ellos “la mangulina”, “merengue” y “zapatero” bajo la dirección de la maestra cultural, para ofrecer los ritmos contagiosos de la güira, tambora, acordeón y saxofón. Además, “se preparan charlas que contienen la historia del folklore, su vestimenta, el origen de los bailes, sus propulsores y bailarines para que el folklore no muera y la identidad del país se mantenga ante todo”, dijo doña Josefina.

Aunque las funciones todavía no tienen una fecha fija, como afirma Josefina Miniño espera que las presentaciones en España, Monterrey y Estados Unidos sean entre marzo y junio, y ansía que para noviembre se lleva a cabo la de Japón. Todas estas serán auspicias por la Secretaria de Estado de Cultura.

La coreógrafa lleva 54 años en los medios artísticos transmitiendo su pasión, la importancia y grandeza que tiene para ella el folklore dominicano. Comenzó su carrera en Radio Televisión Dominicana, nueve años después de su nacimiento, el 4 de junio de 1940, en el cual tiene desde hace 42 años el programa “Así somos” transmitido los sábados de 4:00 a 4:30 p.m.. En 1953 inauguró La Voz Dominicana, junto a su hermano José Miniño.

La pasión por la danza, de llevar nuestra cultura a otros continentes la lleva en 1957 a los Estados Unidos a través de una beca con la cual estudia danza moderna bajo el mando de Martha Graham, la mejor bailarina estadounidense. Al regresar funda la primera escuela de Danza Popular en República Dominicana con la ayuda del gran maestro René Carrasco.

A pesar de que Fradique Lizardo es el fundador del Ballet Folklórico Nacional durante los primero cinco años, es Miniño quien en los últimos veinte años le ha dado su toque y estilo, montando cada baile ella misma. “La coreografía es mi fuerte, y aunque llevo a veces invitados yo soy sumamente cuidadosa y celosa porque me gusta que la coreografía esté a la altura de lo que somos”.

Al igual que en el mundo artístico en el cual a preparado a diez generaciones, en la vida privada ha dado grandes frutos; casada hace 45 años con Papo Molina arreglista y director de orquesta, con el que tuvo dos hijos de los cuales se siente orgullosa: José Antonio Molina director sinfónico, Evangelina Molina, doctora cirujana, y ahora disfruta de los cinco nietos que la terminan de hacer una mujer satisfecha y realizada.