sábado, 10 de febrero de 2007

En el país del morir soñando

El equipo de la República Dominicana, representado por las Águilas del Cibao, se adjudicó el campeonato de la Serie del Caribe de Baseball casi de forma invicta. Por una semana todos los dominicanos se unieron para apoyar al equipo, con el fin de que consiguieran la corona y borrar el mal desempeño que tuvieron en el Mundial de Baseball.
Para cualquier dominicano, el título de estas líneas puede recordar la rica mezcla fría de leche y jugo de naranja, un descubrimiento que los estadounidenses llaman smoothie, siglos después de que en nuestra media isla esto se haya establecido como tradición. Además de ser una batida, también es una forma de vida.
A nuestros niños los criamos diciéndoles que si llegan a ser peloteros de grande, van a ser millonarios y no tendrán que “dar un palo” nunca más. Mala educación. Vivimos en un país, que por más que algo te apasione, siempre hay que tener un “back up” o algo detrás. A los universitarios ya no les basta con tener una licenciatura, tienen que hacer maestrías, postgrados y hasta doctorados.
Con los deportistas pasa algo peor. Si te dedicas 100% a un deporte y te lesionas gravemente, perdiste la gran oportunidad de fama y fortuna, y lo peor es que el Estado no sirve de ninguna ayuda en estas situaciones. Igual les sucede a los deportistas de disciplinas menos populares, cuando les llega la hora del retiro, los dejan a su suerte, no les dan ningún tipo de ayuda. Esto solo sucede en el país del morir soñando.

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