sábado, 3 de febrero de 2007

Unas horas en la convención del PRD



Según Bienvenido Severino, vigilante del Club Los Prados, los delegados del Partido Revolucionario Dominicano le pidieron dos cervezas y doce sillas, pero él no se las dio.

Dos militantes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Rafael Alegría y Argentina Báez, hacían fila desde temprano. El primero, orgulloso de su título de licenciado, salió de Barahona a las 2:00 AM para votar por el “que iba a ganar”, el ingeniero y sub secretario de Obras Públicas, Miguel Vargas Maldonado (MVP).

Báez, a pesar de tener un viaje planificado y casi retrasado, fue a votar desde temprano por “Miguel”, porque “por un voto se pierde una elección”.

Los presidentes y secretarios de mesa, al igual que los delegados, se encontraban desde las 7:00 AM en las carpas. Los acompañaban afiches de los pre-candidatos. Algunos parados y otros sentados en una de las urnas, esperaban las actas y boletas, además de sillas, cuatro mesas y el desayuno para soportar las primeras horas de la mañana.

Dos carpas blancas frente al Club Los Prados alojaron las 18 mesas del colegio electoral, que no permitió que la convención se realizara dentro de sus instalaciones, según David Brito, director de campaña del área de deportes del Proyecto Miguel Vargas Presidente.

Ya eran las 8:30 AM, el proceso estaba retrasado y los votantes desesperados. Para evitar que se fueran, la presidenta de la primera mesa (que alojaba nueve) inició el proceso. Ella y los demás delegados firmaron las actas después.

El licenciado tuvo suerte, inmediatamente abrieron la mesa votó por el MVP, ante la mirada atenta de los demás militantes que vieron la casilla que marcó. Báez, sin embargo, no pudo votar porque la mesa en la que le tocaba todavía no abría.

Agresiva y molesta, porque el PRD a la hora de hacer las cosas “se vuelve la misma mierda”, reclamaba la tardanza. Mientras que los delegados disfrutaban de una empanada de queso y un jugo rica de manzana.

Luego de insultos, acusaciones y la llegada de las sillas y mesas que faltaban, la presidenta de la segunda mesa juramentó a los delegados, aún con la servilleta pegada a los labios por la grasa de la empanada.

Con el inicio de las votaciones, a las 9:00 AM, los delegados del MVP salieron a buscar a los votantes del barrio Los Praditos. Cada media hora llegaban con dos mujeres en el asiento del copiloto y diez hombres en la parte de atrás de una camioneta.

Los delegados de Milagros Ortiz Bosch, sin embargo, no buscaron a nadie, llegaron tarde a la convención y no sabían en que mesa les tocaba trabajar o votar, lo que provocó discusiones entre ellos y los del MVP.

La calle Lorenzo Despradel perdió la tranquilidad de las primeras horas. Jeepetas, camionetas y hasta motores, con afiches del MVP o Milagros, desfilaron por la vía. La convención causó tal curiosidad, que hasta los limpiabotas se paraban al lado de las mesas de votación para ver cuál casilla marcaba la gente.

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